«la especulación es una actividad humana, un verdadero trabajo profesional que se sitúa dentro de la economía. Dicha actividad económica es vista por nosotros como un elemento o aspecto de la vida social que tiende al bien común. En este sentido, el mundo financiero, como ámbito concreto de dicha economía, con su específica labor de intermediación lleva también a cabo una actividad que tiende al bien común.

 Los especuladores desarrollan dentro del sistema económico una función social positiva. Del análisis realizado sobre todos los efectos de la especulación, dos son, a nuestro parecer, los más característicos. En primer lugar la especulación contribuye a la distribución de riesgos: el especulador, al vender seguridad y asumir incertidumbre, está prestando un servicio a la otra parte. En segundo lugar, la especulación reduce las posibles diferencias entre el “valor real” y el valor de mercado: los especuladores llevan a cabo una constante función de control sobre los precios ya que, con su trabajo, ayudan a corregir las excesivas diferencias entre el precio de mercado y el precio que teóricamente responde a los bienes o al futuro (expectativas) de la empresa en cuestión (análisis fundamental). Las previsiones de los distintos especuladores basados en sus propios análisis de la realidad económica subyacente, ajustarían los precios del mercado a lo que la realidad justifica

Eduardo Camino, tesis doctoral: Elementos para una reflexión moral sobre la especulación económica, pp.319-320. Ver también un resumen publicado como libro con el título Ética de la especulación
financiera, Unión Editorial, Madrid, 2004.

Si bien en el origen del monopolio y del acaparamiento late la idea de realizar un beneficio en base a una acertada predicción del futuro y, en este sentido, parecen encontrar una misma raíz inicial que la especulación, el puro especulador rechaza por definición cualquier intervención artificial sobre el resultado de la operación. Por tanto, a tenor de lo dicho en el punto anterior, tampoco se puede identificar la especulación con el monopolio en sus diversas vertientes o formas. Y, en idéntico sentido, se puede afirmar que la especulación no es ni cártel ni acaparamiento. Lo que ocurre es que, a veces, por la influencia del especulador en el mercado (influencia medida en términos de prestigio y, sobre todo, de medios económicos) su toma de posición puede crear una tendencia; pero, mientras se respeten las (justas) reglas del mercado, a nuestro parecer dichas intervenciones forman parte del libre juego de la oferta y la demanda.

Eduardo Camino, Elementos para una reflexión moral sobre la especulación económica, pp. 317-318. Ver también un resumen publicado como libro con el título Ética de la especulación financiera, Unión Editorial, Madrid, 2004.

«la especulación es una actividad humana, un verdadero trabajo profesional que se sitúa dentro de la economía. Dicha actividad económica es vista por nosotros como un elemento o aspecto de la vida social que tiende al bien común. En este sentido, el mundo financiero, como ámbito concreto de dicha economía, con su específica labor de intermediación lleva también a cabo una actividad que tiende al bien común.

 Los especuladores desarrollan dentro del sistema económico una función social positiva. Del análisis realizado sobre todos los efectos de la especulación, dos son, a nuestro parecer, los más característicos. En primer lugar la especulación contribuye a la distribución de riesgos: el especulador, al vender seguridad y asumir incertidumbre, está prestando un servicio a la otra parte. En segundo lugar, la especulación reduce las posibles diferencias entre el “valor real” y el valor de mercado: los especuladores llevan a cabo una constante función de control sobre los precios ya que, con su trabajo, ayudan a corregir las excesivas diferencias entre el precio de mercado y el precio que teóricamente responde a los bienes o al futuro (expectativas) de la empresa en cuestión (análisis fundamental). Las previsiones de los distintos especuladores basados en sus propios análisis de la realidad económica subyacente, ajustarían los precios del mercado a lo que la realidad justifica

Eduardo Camino, tesis doctoral: Elementos para una reflexión moral sobre la especulación económica, pp.319-320. Ver también un resumen publicado como libro con el título Ética de la especulación
financiera, Unión Editorial, Madrid, 2004.

Si bien en el origen del monopolio y del acaparamiento late la idea de realizar un beneficio en base a una acertada predicción del futuro y, en este sentido, parecen encontrar una misma raíz inicial que la especulación, el puro especulador rechaza por definición cualquier intervención artificial sobre el resultado de la operación. Por tanto, a tenor de lo dicho en el punto anterior, tampoco se puede identificar la especulación con el monopolio en sus diversas vertientes o formas. Y, en idéntico sentido, se puede afirmar que la especulación no es ni cártel ni acaparamiento. Lo que ocurre es que, a veces, por la influencia del especulador en el mercado (influencia medida en términos de prestigio y, sobre todo, de medios económicos) su toma de posición puede crear una tendencia; pero, mientras se respeten las (justas) reglas del mercado, a nuestro parecer dichas intervenciones forman parte del libre juego de la oferta y la demanda.

Eduardo Camino, Elementos para una reflexión moral sobre la especulación económica, pp. 317-318. Ver también un resumen publicado como libro con el título Ética de la especulación financiera, Unión Editorial, Madrid, 2004.

Si bien en el origen del monopolio y del acaparamiento late la idea de realizar un beneficio en base a una acertada predicción del futuro y, en este sentido, parecen encontrar una misma raíz inicial que la especulación, el puro especulador rechaza por definición cualquier intervención artificial sobre el resultado de la operación. Por tanto, a tenor de lo dicho en el punto anterior, tampoco se puede identificar la especulación con el monopolio en sus diversas vertientes o formas. Y, en idéntico sentido, se puede afirmar que la especulación no es ni cártel ni acaparamiento. Lo que ocurre es que, a veces, por la influencia del especulador en el mercado (influencia medida en términos de prestigio y, sobre todo, de medios económicos) su toma de posición puede crear una tendencia; pero, mientras se respeten las (justas) reglas del mercado, a nuestro parecer dichas intervenciones forman parte del libre juego de la oferta y la demanda.

Eduardo Camino, Elementos para una reflexión moral sobre la especulación económica, pp. 317-318. Ver también un resumen publicado como libro con el título Ética de la especulación financiera, Unión Editorial, Madrid, 2004.

Citas de autores – Eduardo Camino

Si bien en el origen del monopolio y del acaparamiento late la idea de realizar un beneficio en base a una acertada predicción del futuro y, en este sentido, parecen encontrar una misma raíz inicial que la especulación, el puro especulador rechaza por definición cualquier intervención artificial sobre el resultado de la operación. Por tanto,… Seguir leyendo Citas de autores – Eduardo Camino