En todo ese aparatoso instrumental científico …

En todo ese aparatoso instrumental científico sofisticado y probabilístico difícilmente se distinguía -como decía Balmes- la posibilidad del hecho real y su existencia, y también era muy difícil poder vislumbrar la persona humana de carne y hueso que al fin y a la postre era siempre el protagonista de cada decisión económica. El  pensamiento y el razonamiento económico se disfrazaban así con el positivismo del paradigma científico de la naturaleza inanimada, olvidando el talante moral o inmoral de los actores de la ciencia sobre la que se quería pontificar, así como cualquier consideración ético-filosófica.
La naturaleza además parece que es creativa. En la cosmovisión científica actual la formación de nuevos seres que pertenecen a tipos ya existentes es un proceso cuasicreativo. Los físicos, por ejemplo, concuerdan en que los electrones, fotones, átomos, moléculas, estrellas gigantes o enanas, las galaxias y los meteoritos se comportan todos ellos legalmente, pero sus leyes no son del tipo de las leyes de la mecánica newtoniana o de la estabilidad aristotélica. Esas leyes no nos permiten, aún utilizando las herramientas electrónicas más sofisticadas, predecir con certeza lo que va a pasar. Un efecto concreto no es el resultado de una igual, constante y única causa sino que innumerables causas convergentes dan lugar a tal efecto original, y cada nuevo descubrimiento abre la puerta a otro universo desconocido. El canto llano y monocorde de la naturaleza hay que sustituirlo por la música polifónica con un sin fin de voces armonizadas de forma magistral.
Jose Juan Franch Meneu – Dinamismo económico, tiempo y ciencia. Notas a pie de página.