La unidad del Reino de España obliga constitucionalmente al Rey

La unidad del Reino de España obliga constitucionalmente al Rey

No sólo el artículo 99 referente a la propuesta de candidato a presidir el Gobierno de España debe ser respetado por el Rey sino que toda la Constitución le obliga. Él lo sabe porque conoce -mucho mejor que usted y que yo- cuáles son sus  derechos y sus obligaciones. Los conoce mejor que Alberto Núñez Feijoo y Pedro Sánchez y desde luego mejor que sus socios actuales independentistas. También especialmente  en estos momentos que llega la hora de sopesar el candidato idóneo, dónde no es suficiente sólo el posible número de apoyos sino la calidad institucional y constitucional de los mismos.
El artículo 99 indicado dice en su apartado 1:
  1. Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno.
Y el artículo 56, principal en el Título II. De la Corona, dice:
    1. El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes.
    2. Su título es el de Rey de España y podrá utilizar los demás que correspondan a la Corona.
Además el Rey, éste que ahora tenemos desde luego, no está en una burbuja de cristal alejado de los problemas de los ciudadanos españoles y que son tantos en estos tiempos tan convulsos. No está en una especie de limbo especial adonde apenas llega información de lo que ocurre en su Reino. Más bien al contrario: está con la gente y conoce mucho mejor que usted y que yo, mejor que todos y cada uno de los diputados y senadores electos que ya han prometido sus cargos, lo que ha ocurrido realmente en España en los últimos meses:
Lo que con todo detalle ocurrió en las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo, el posible por qué de la disolución precipitada de las Cortes, los dimes y diretes de la campaña electoral del 23 J, las verdades, medias verdades y mentiras de los principales protagonistas, los trucos y triquiñuelas de unos y otros para ganarse el favor de los ciudadanos, lo prometido y pactado de puertas adentro y lo transmitido a la ciudadanía a través de los medios de comunicación y del Gobierno en funciones, los pactos posibles de los distintos actores…etc. Todo eso y mucho más lo sabe muy bien su Majestad el Rey  Felipe VI.
La conciencia es el reducto último y sagrado de la libertad. Y por lo tanto el rincón personal y decisivo de la propia responsabilidad. Dejémosle tranquilo en la soledad de su conciencia. Son demasiados los que pretenden forzar su conciencia. Muchos de ellos -creyéndose equivocadamente poderosos- intentan que el Monarca no respete la Constitución y su conciencia. Seguro que no lo conseguirán.