ÉTICA Y LIBERTAD ECONÓMICA

ÉTICA Y LIBERTAD ECONÓMICA           Ya hemos visto otras veces que el éxito de la libertad económica corre parejo con la necesidad de controlarse por la ética. A mayor libertad mayor necesidad de autodominio ético personal que libera aún más y que  genera un proceso acumulativo de mayor libertad en un entorno cada vez más… Seguir leyendo ÉTICA Y LIBERTAD ECONÓMICA

DEMANDAS DINÁMICAS CRECIENTES

          Quedan todavía muchos reductos en la economía española donde se aplica la clásica economía de demanda en la que la empresa se dedica a producir «grosso modo» toda la producción posible suponiendo una demanda estática y homogénea. Si rige esta economía de demanda fija, los valores cuantitativos, la eficacia técnica y el aumento continuado de la producción material homogénea son lo decisivo. El proceso de la revolución industrial clásica presenta un fuerte componente inercial. Se tiende a extrapolar el mercado de demanda arbitrándose mecanismos artificiales para estimular un consumo que absorba una evidente superproducción.

          Frente a esta economía de demanda emerge con fuerza la llamada economía de oferta en donde pasa a un primer plano la oferta diferenciada y con valor añadido importante. En las empresas se ponen en primer lugar los valores cualitativos y dinámicos donde la innovación tecnológica y la capacidad de percibir las variaciones del entorno social constituyen las exigencias más importantes. No es que se dé una sobresaturación de productos sino que el cambio de estilos de vida exige la producción de nuevos productos y servicios. Si se difunde además la educación y aumenta la cultura, las demandas trascienden las necesidades básicas y se dirigen hacia bienes que requieren una elaboración más diversificada y sofisticada. Lo que el consumidor busca en algunos productos y servicios es satisfacer su deseo de manifestación y realización, su auto perfeccionamiento interior. En la sociedad cambiante del conocimiento priman más los planteamientos que exigen una reconversión continua hacia las nuevas demandas de los mercados.

          El nuevo horizonte de esta sociedad está en la flexibilidad de una oferta que descubre las necesidades cambiantes de la demanda y se pliega a ellas. El valor servicio aparece como el factor emergente y de futuro. Este proceso se ha acelerado además por la globalización e interdependencia crecientes. En pocos años se ha pasado de estructuras sociales que trataban de operar en compartimentos estancos a un modelo en el que la intercomunicación lo penetra todo. Antes se buscaba la autosuficiencia de los agentes económicos y sociales procurando aislarlos o distanciarlos. Hoy en cambio se piensa que la comunicación no perturba sino que enriquece. El conocimiento, y en concreto el mejor conocimiento de las necesidades superiores de la naturaleza humana, se pone en la base y el centro del progreso social y empresarial. Se hacen necesarios los modos de pensar más dinámicos, universalistas y humanistas.

SER UNIVERSITARIO EN NUESTROS DÍAS

  SER UNIVERSITARIO EN NUESTROS DÍAS               La evolución y adaptación de la enseñanza de la economía a la realidad  actual  no  puede ser determinista sino creadora y armónica en cuanto que se afirma el progreso que como tal admite la variación y la libre generación. La enseñanza puede tener una primera consecuencia negativa que… Seguir leyendo SER UNIVERSITARIO EN NUESTROS DÍAS

DEMANDAS DINÁMICAS CRECIENTES

          Quedan todavía muchos reductos en la economía española donde se aplica la clásica economía de demanda en la que la empresa se dedica a producir «grosso modo» toda la producción posible suponiendo una demanda estática y homogénea. Si rige esta economía de demanda fija, los valores cuantitativos, la eficacia técnica y el aumento continuado de la producción material homogénea son lo decisivo. El proceso de la revolución industrial clásica presenta un fuerte componente inercial. Se tiende a extrapolar el mercado de demanda arbitrándose mecanismos artificiales para estimular un consumo que absorba una evidente superproducción.

          Frente a esta economía de demanda emerge con fuerza la llamada economía de oferta en donde pasa a un primer plano la oferta diferenciada y con valor añadido importante. En las empresas se ponen en primer lugar los valores cualitativos y dinámicos donde la innovación tecnológica y la capacidad de percibir las variaciones del entorno social constituyen las exigencias más importantes. No es que se dé una sobresaturación de productos sino que el cambio de estilos de vida exige la producción de nuevos productos y servicios. Si se difunde además la educación y aumenta la cultura, las demandas trascienden las necesidades básicas y se dirigen hacia bienes que requieren una elaboración más diversificada y sofisticada. Lo que el consumidor busca en algunos productos y servicios es satisfacer su deseo de manifestación y realización, su auto perfeccionamiento interior. En la sociedad cambiante del conocimiento priman más los planteamientos que exigen una reconversión continua hacia las nuevas demandas de los mercados.

          El nuevo horizonte de esta sociedad está en la flexibilidad de una oferta que descubre las necesidades cambiantes de la demanda y se pliega a ellas. El valor servicio aparece como el factor emergente y de futuro. Este proceso se ha acelerado además por la globalización e interdependencia crecientes. En pocos años se ha pasado de estructuras sociales que trataban de operar en compartimentos estancos a un modelo en el que la intercomunicación lo penetra todo. Antes se buscaba la autosuficiencia de los agentes económicos y sociales procurando aislarlos o distanciarlos. Hoy en cambio se piensa que la comunicación no perturba sino que enriquece. El conocimiento, y en concreto el mejor conocimiento de las necesidades superiores de la naturaleza humana, se pone en la base y el centro del progreso social y empresarial. Se hacen necesarios los modos de pensar más dinámicos, universalistas y humanistas.

LA ECONOMÍA Y LA UNIVERSIDAD

Hay una mutua interdependencia entre progreso libre y búsqueda esforzada de la verdad, entre libertad y saber. La mejora en el conocimiento científico de todas las ramas del saber, incluyendo de modo especial las ciencias humanísticas, conlleva un progreso en la libertad humana y, en último término, una mejora notable sobre el valor económico del conjunto social. Es así como una institución, aparentemente antieconómica, se nos presenta como muy cercana al centro neurálgico promotor del auténtico crecimiento económico. La institución universitaria, cumpliendo lo más perfectamente posible su misión de adquirir, transmitir y hacer crecer el conocimiento de las distintas realidades, se convierte en trampolín de progreso social y económico.

Históricamente, el nacimiento y desarrollo de la civilización europea está enraizado con las épocas estelares del protagonismo social de las Universidades, que hacía posible la unidad y universalidad del saber, y que extendía sus virtualidades sobre el quehacer práctico de toda la sociedad.

          Quizás una de las causas de las crisis económicas sobre las que se especula con tanta profusión, sea la desintegración y aislamiento de la institución universitaria. La desintegración se produce por la multiplicación de centros y especialidades que puede romper la unidad clásica de los saberes y crear un confusionismo que perjudica a la propia institución. Cada especialidad y sección del saber reclama para sí un puesto esencial y definitivo rompiendo la armonía esencial de la realidad. La Universidad se disuelve en corpúsculos autosuficientes y la unidad del saber se dispersa en ideologías independientes y fraccionarias. La especialización es positiva, pero siempre que tenga el consiguiente contrapeso de unidad integradora. La unidad del saber debería llevar al proceso contrario unificador y complementario entre las distintas especialidades. Si se pierde confianza en la existencia de realidades objetivas universales, la docencia y la investigación pierden su sentido. Si no existe un esfuerzo por acercarse a la verdad se pierde el espíritu universitario creador y, de rebote, se pierden cotas de auténtica libertad.

          Si se consiguen vencer las tendencias empobrecedoras, la Universidad puede convertirse de nuevo en protagonista importante en la mejora, también económica, de la sociedad. Enseñar a saber y enseñar a trabajar adecuadamente son fines universitarios que acaban transmitiendo su potencial al valor económico.

MEDIO AMBIENTE HUMANO

MEDIO AMBIENTE HUMANO          La meta del crecimiento cuantitativo  indiscriminado e ilimitado queda cuestionada por la capacidad del medio ambiente natural, altamente interrelacionado, para absorber  el alto grado de interferencia que implica la superproducción material con la tecnología actual. Sin embargo,  en el marco general de reconsideración de los fines del crecimiento… Seguir leyendo MEDIO AMBIENTE HUMANO

ÉTICA Y LIBERTAD ECONÓMICA

          Ya hemos visto otras veces que el éxito de la libertad económica corre parejo con la necesidad de controlarse por la ética. A mayor libertad mayor necesidad de autodominio ético personal que libera aún más y que  genera un proceso acumulativo de mayor libertad en un entorno cada vez más justo y enriquecedor. La libertad es, por definición, condición «sine qua non» para que se pueda hablar de comportamientos éticos. Dicho al revés: a mayor coacción menos responsabilidad personal y menos ética. En donde el hombre no actúa libremente allí no puede darse lo moral.

          Por eso conviene insistir en la conveniencia del libre mercado que es tan antiguo en la historia de la humanidad como el comercio griego o fenicio. Basado en un «estilo de vida en libertad», como dirìa Tocqueville, y en el respeto y  defensa de la propiedad privada de los bienes, pone en marcha un fluido intercambio voluntario  que enriquece a todos y cada uno de los participantes activos en ese organismo económico. La cooperación espontánea se realiza mediante la flexibilidad de los precios como instrumento para la asignación de recursos. Las personas, familias y empresas toman libremente sus decisiones económicas asumiendo los resultados, positivos o negativos, de las opciones elegidas.

          Pero la libertad humana es limitada.  No es un valor absoluto. Está ordenada y potenciada por el bien y la verdad. Su penuria y falibilidad necesita reglas generales que la orienten en el buen sentido. Queda limitada por la ley, la moral y el perjuicio de terceros. La mayor parte de las decisiones en el ámbito económico y financiero se toman siguiendo una regularidad fruto de patrones de conducta inconscientes producto todos ellos de hábitos, reglas y principios firmemente asentados. Muchas veces el actor  desconoce su significado pero actúa de forma automática siguiendo sus recomendaciones porque se es consciente que aumentan la capacidad de acierto. Esas cualidades estables casi inconscientes son hábitos operativos que pueden ser buenos (virtudes) o malos(vicios). Cuando decimos que un hombre es leal queremos significar que en ese hombre hay una cualidad estable que le permite realizar con prontitud, sin gran esfuerzo y sin apenas deliberación, actos de lealtad.

         La coacción se puede reducir a la mínima expresión sólo cuando los individuos se conforman voluntariamente  a esos principios naturales. La libertad nunca fructifica sin la existencia de profundos principios morales que se despliegan en multitud de hábitos prácticos en el quehacer cotidiano.

SER UNIVERSITARIO EN NUESTROS DÍAS

  SER UNIVERSITARIO EN NUESTROS DÍAS               La evolución y adaptación de la enseñanza de la economía a la realidad  actual  no  puede ser determinista sino creadora y armónica en cuanto que se afirma el progreso que como tal admite la variación y la libre generación. La enseñanza puede tener una primera consecuencia negativa que… Seguir leyendo SER UNIVERSITARIO EN NUESTROS DÍAS

LA ECONOMÍA Y LA UNIVERSIDAD

LA ECONOMÍA Y LA UNIVERSIDAD Hay una mutua interdependencia entre progreso libre y búsqueda esforzada de la verdad, entre libertad y saber. La mejora en el conocimiento científico de todas las ramas del saber, incluyendo de modo especial las ciencias humanísticas, conlleva un progreso en la libertad humana y, en último término, una mejora notable… Seguir leyendo LA ECONOMÍA Y LA UNIVERSIDAD